Más de 250 traficantes de personas y pasadores entre rejas tras una operación policial panamericana

14 de diciembre de 2022
Este es el resultado de la operación Turquesa IV, dirigida contra las organizaciones delictivas que explotan a las personas más vulnerables del mundo

LYON (Francia) - Una operación de INTERPOL contra la trata de personas y el tráfico de migrantes llevada a cabo en toda Latinoamérica y el Caribe se ha saldado con el rescate de víctimas, el descubrimiento de migrantes y la detención de presuntos delincuentes en 32 países.

En esta operación, la cuarta de la serie "Turquesa" de INTERPOL, que duró cinco días (del 28 de noviembre al 2 de diciembre), investigadores latinoamericanos utilizaron las capacidades de INTERPOL para trabajar con las fuerzas policiales de todos los continentes a fin de descubrir pistas y desarticular los grupos delictivos mundiales que mueven la trata de personas y el tráfico de migrantes.

Los policías de primera línea llevaron a cabo controles en puntos críticos de actividad de trata y tráfico de personas detectados antes de la operación, consistentes principalmente en puntos de tránsito como aeropuertos, terminales de autobuses y pasos fronterizos.

Aunque todavía no se han recogido todos los resultados de la operación, según la información disponible en estos momentos se ha procedido a la detención de 268 sospechosos de tráfico de migrantes, trata de personas y otros delitos conexos como la falsificación de documentos y la explotación sexual.

Se descubrió a 9 015 migrantes irregulares y se rescató a 128 mujeres y 2 hombres víctimas de trata de personas. La mayoría de las víctimas de la trata procedían de Colombia y Venezuela.

Policías de primera línea de Belice efectúan controles en los puntos donde se sospecha que hay una gran actividad de contrabando de mercancías.
Agentes bolivianos investigan posibles casos de tráfico de personas para su explotación sexual en los que se sospecha que los delincuentes han utilizado la defraudación y la coacción para captar víctimas, transportarlas a La Paz y obligarlas a prostituirse.
Durante toda la operación Turquesa IV los policías brasileños tuvieron acceso a distancia a las bases de datos policiales de INTERPOL y pudieron comprobar si los viajeros estaban buscados por alguno de los 195 países miembros de INTERPOL.
Para descubrir casos de trabajo forzoso, la policía chilena controla los permisos de trabajo en una finca agrícola situada en las afueras de Santiago. A menudo los traficantes recurren a la intimidación, la manipulación de deudas, la retención de documentos de identidad y el reconocimiento fraudulento de deudas para explotar a las víctimas de trabajo forzado.
Los funcionarios de primera línea de Colombia efectúan controles en puntos de gran actividad de tráfico y contrabando detectados antes de la operación Turquesa IV, principalmente en los aeropuertos internacionales.
Agentes de Curazao inspeccionan barcos pesqueros que se sospecha transportan a migrantes ilegales de un país a otro.
Agentes de primera línea de la República Dominicana comprueban los pasaportes de los viajeros en el aeropuerto internacional Las Américas de Santo Domingo para descubrir a posibles pasadores y sus víctimas.
Agentes de El Salvador inspeccionan barcos pesqueros que podrían transportar a migrantes ilegales.
Todos los policías de Honduras, incluso los situados en los lugares más remotos, han podido acceder a las bases de datos policiales de INTERPOL a lo largo de la operación Turquesa IV para comprobar si había personas buscadas por alguno de los 195 países miembros de INTERPOL.
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Una encrucijada mundial de la trata

En Centroamérica se interceptó en numerosos casos a hombres, mujeres y niños que habían emigrado de todas las partes del mundo y tenían rumbo a Norteamérica; por ejemplo, en México se descubrió a 2 400 migrantes procedentes de América (Venezuela y Cuba), África (Angola, Burkina Faso, Guinea y Etiopía) y Asia (Bangladesh y Nepal).

También en Nicaragua la policía comprobó este vínculo mundial al detectar a más de 2 000 migrantes que venían de Asia (Afganistán, China, India, Kirguistán y Nepal), África (Angola, Burkina Faso, Camerún, Ghana, Nigeria y Togo) y América (Haití y Ecuador) con la intención de llegar a Estados Unidos y Canadá.

Las autoridades hondureñas detuvieron a una mujer de 30 años por explotación sexual organizada de tres menores, y la policía guatemalteca detuvo a una mujer de edad similar acusada de trata de personas y tráfico de migrantes.

Las autoridades de El Salvador detuvieron a varias mujeres sospechosas de traficar con sus propios hijos, entre ellos una niña discapacitada, destinados a la explotación sexual.

La policía chilena descubrió en sus controles situados en las fronteras con Bolivia y Perú a 300 migrantes procedentes de Venezuela y Bolivia, entre ellos menores de edad, y las autoridades brasileñas detuvieron a cuatro sospechosos que intentaban transportar clandestinamente a 21 migrantes procedentes de Cuba y Sudáfrica entre la Guayana Francesa y Brasil.

También se ilustró el vínculo cada vez mayor entre Latinoamérica y Europa en la trata de personas con la detención en Bolivia de una persona que era objeto de una notificación roja, buscada por España por abusos sexuales, y con la detención en Paraguay de una mujer que era objeto de una notificación roja por trata de personas y explotación sexual, cuando intentaba llevar a su sobrina a España para su explotación sexual.

Distintos organismos policiales de Jamaica trabajaron juntos durante la operación Turquesa IV para detectar a posibles pasadores y sus víctimas.
En todo México los agentes de primera línea efectuaron controles en puntos calientes de tráfico de personas y contrabando de productos definidos antes de la operación, situados principalmente en lugares de tránsito como son los aeropuertos, las terminales de autobús y los puestos fronterizos.
Durante la operación Turquesa IV, funcionarios de la Oficina Central Nacional de INTERPOL en Panamá ayudan a identificar a un hombre sospechoso de trata de personas.
Con ocasión de la operación Turquesa IV, la policía de Paraguay bloquea carreteras que se sospecha son utilizadas por pasadores de personas.
Agentes de Surinam controlan vías navegables en busca de casos de tráfico de migrantes con ocasión de la operación Turquesa IV. El acceso remoto y en tiempo real a las bases de datos policiales de INTERPOL ha permitido descubrir a posibles delincuentes en lugares muy variados.
La policía de Turcos y Caicos registra un local presuntamente empleado como plataforma para el tráfico de migrantes.
Policías de primera línea de Uruguay efectúan controles en puntos críticos de actividades de tráfico identificados antes de la operación, situados principalmente en puntos de tránsito en las afueras de la capital, Montevideo.
Agentes venezolanos controlan a viajeros cotejándolos con las bases de datos policiales de INTERPOL para detectar a posibles pasadores y sus víctimas, con ocasión de la operación Turquesa IV.
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"La trata de personas y el tráfico de migrantes son empresas delictivas que mueven miles de millones de euros; enriquecen a los grupos de delincuencia organizada más peligrosos del mundo y violan de paso los derechos fundamentales de las víctimas", declaró el Secretario General de INTERPOL, Jürgen Stock.

"Las historias de explotación en las rutas mundiales de los migrantes que descubrimos en operaciones como esta son desgarradoras. Las fuerzas del orden tienen el deber de proteger a las víctimas y poner a los autores en manos de la justicia", añadió el Secretario General.

Un efecto sostenible a largo plazo

Antes de la fase operativa de Turquesa IV se impartieron unos talleres para poner en conocimiento de los participantes técnicas modernas de investigación y de entrevista de víctimas, reforzar la capacidad de la región para investigar casos de trata de personas y tráfico ilícito de migrantes, y facilitar la cooperación a escala regional e internacional.

Durante toda la operación, que duró una semana, la Oficina Central Nacional de INTERPOL en Chile prestó a los países participantes un apoyo operativo y para la investigación de los casos albergando en sus locales una unidad de coordinación especialmente creada para la ocasión, integrada por funcionarios locales y de INTERPOL especializados en delincuencia financiera, trata de personas y tráfico de migrantes.

En esta operación, que contó con la participación de IMPACS-CARICOM, la UNODC, la OIM y Europol, se aplicó un enfoque intersectorial y coordinado que posibilitó crear una fuerza colectiva e intercambiar buenas prácticas para obtener los máximos resultados sobre el terreno, y se atendió al mismo tiempo a que las víctimas recibieran la atención y la protección adecuadas a lo largo del procedimiento judicial.

La operación Turquesa IV ha sido financiada por el Ministerio de Asuntos Mundiales de Canadá y es la segunda de este tipo que se coordina con el apoyo del proyecto de INTERPOL "PROTEGER", cuyo objetivo es reforzar la capacidad de los organismos encargados de la aplicación de la ley en Latinoamérica y el Caribe para poner freno al tráfico de migrantes, prestando especial atención a las consideraciones de género.