LYON (Francia) - Las repercusiones de la COVID-19 en el terrorismo mundial, las tendencias y los posibles riesgos relacionados con los atentados contra objetivos vulnerables, y el bioterrorismo son el tema central de un nuevo informe publicado por INTERPOL.
En este análisis, para uso exclusivo de los organismos encargados de la aplicación de la ley, se tienen en cuenta cinco factores principales de riesgo:
- Características del brote de COVID-19 y avances médicos
- Reacción mundial o nacional
- Clima social
- Resistencia del sistema de seguridad
- Estrategias y capacidades de los terroristas y otros agentes no estatales
Dado que los casos de COVID-19 disminuyen en algunas regiones y aumentan en otras, el informe subraya la necesidad acuciante de vigilar la reacción y la respuesta de las redes terroristas, los grupos extremistas violentos y otros agentes no estatales que pueden resultar peligrosos.
Repercusiones económicas
Al principio de la pandemia, algunos grupos terroristas y otros agentes no estatales aprovecharon las circunstancias para reforzar su poder e influencia, en particular entre los grupos de población local, o para aumentar sus recursos económicos externos. En el informe también se hace hincapié en cómo las consecuencias de la
COVID-19 en la economía mundial probablemente afecten de forma indirecta a los fondos de que disponen las organizaciones terroristas.
"Nuestro informe de evaluación sobre el terrorismo es una herramienta más destinada a ayudar a los organismos encargados de la aplicación de la ley a detectar estas amenazas cambiantes y enfrentarse a ellas en lo que siguen siendo unas circunstancias difíciles", añadió el Secretario General.
El uso de la desinformación y de teorías de la conspiración también aparece como un denominador común en todo el espectro de movimientos visionarios, y como un indicador de las amenazas predominantes contra los objetivos prioritarios.
Explotar las divisiones
La presencia de partidarios de la extrema derecha en las actividades de oposición a las medidas de lucha contra la COVID-19 en un número cada vez mayor de países occidentales ilustra los intentos de utilizar la pandemia para explotar las divisiones. Las fuerzas del orden seguirán enfrentándose a los intentos de los partidarios violentos de la extrema derecha de radicalizar los movimientos sociales, por ejemplo, enfrentándose a grupos de extrema izquierda o provocando el uso de la fuerza.
Se alienta a los países miembros a que intercambien y cotejen información relativa a personas y grupos que se valen de teorías de conspiración en relación con la COVID-19 para convocar y planificar actos violentos. El uso coordinado y coherente de las notificaciones de INTERPOL sigue siendo fundamental para anticiparse a las amenazas derivadas de las repercusiones directas e indirectas de la pandemia.
En el informe de INTERPOL también se destaca que el restablecimiento recurrente de las medidas restrictivas puede sustentar un cierto malestar social y repercutir en el momento escogido para la comisión de actos terroristas, así como en los objetivos de estos.
El informe contiene asimismo recomendaciones y signos precursores que la comunidad mundial de los organismos encargados de la aplicación de la ley debe vigilar para hacer frente a estos peligros.