“No es como suele ocurrir en las películas de acción": afrontar el peligro de la radicalización en las cárceles

22 de junio de 2021
Imprisoned, many terrorists are more likely to spread their beliefs than renounce them.

Para las fuerzas del orden dedicadas a la lucha contra el terrorismo, la detención de un terrorista a veces solo marca el principio de una serie de problemas a largo plazo.

Como han podido dolorosamente constatar diversos países de todo el mundo, los centros penitenciarios pueden ser un lugar privilegiado para que los terroristas hagan proselitismo de sus ideologías y recluten a otros presos. La naturaleza de "puerta giratoria" de las prisiones ofrece a los terroristas un suministro continuo de posibles nuevos reclutas a los que radicalizar.

Lamentablemente, este desafío no puede sino aumentar a medida que los países tratan de detectar, procesar y detener a miles de combatientes terroristas extranjeros procedentes de Irak, Siria y otras zonas de conflicto.

El peligro que representan los presos radicalizados

Debido a la radicalización en los centros penitenciarios, muchas personas con ideología terrorista siguen representando una grave amenaza para la seguridad pública tras su puesta en libertad. Esta amenaza se hace aún más acuciante si tenemos en cuenta que se está poniendo en libertad a un número cada vez mayor de condenados por terrorismo.

Aunque algunos pueden suponer que los terroristas condenados siempre cumplen largas penas de prisión, la duración media de una pena impuesta por este tipo de delito es inferior a los diez años. Y muchos de los detenidos son relativamente jóvenes, ya que la media de edad de los que son puestos en libertad es de treinta y pocos años.

Sin negar a las personas que han cumplido su condena el derecho a poder reanudar libremente su vida en la sociedad, los atentados terroristas cometidos en los últimos años por personas que habían salido de prisión han demostrado la necesidad permanente de que las fuerzas de seguridad gestionen este riesgo residual.

Además, el elevado porcentaje de combatientes terroristas extranjeros presentes en las cárceles y la importancia de viajar a otros países para llevar a cabo actividades terroristas significan que cualquier esfuerzo por contrarrestarlas debe revestir un alcance internacional y efectuarse aprovechando las capacidades policiales mundiales de INTERPOL.

Notificaciones azules y verdes

En este contexto mundial marcado por una agravación de la situación, INTERPOL organizó el mes pasado una reunión de un grupo de trabajo sobre la radicalización en las prisiones en la que participaron funcionarios de 12 países, pertenecientes a diversos organismos encargados de la aplicación de la ley: unidades antiterroristas y servicios de información y penitenciarios.

En dicha reunión, funcionarios de países como Austria, España y Estados Unidos presentaron estudios de casos concretos y buenas prácticas, y todos los participantes tuvieron la ocasión de debatir estrategias encaminadas a mejorar la detección de los reclusos radicalizados y reforzar el intercambio de información sobre ellos, para prevenir futuros atentados.

Como recomendación clave para el futuro, se animó a los funcionarios a recurrir a las notificaciones azules y verdes de INTERPOL en los casos en que se considere que los reclusos pueden suponer un peligro tras su puesta en libertad.

Las Oficinas Centrales Nacionales (OCN) de INTERPOL pueden solicitar la publicación de una notificación azul para obtener información sobre una persona que presente un interés, o para localizarla o identificarla. La publicación de una notificación verde se puede solicitar para advertir sobre las actividades delictivas de una persona, cuando se considere que esta puede entrañar un peligro para la seguridad pública.

"A diferencia de los que suele ocurrir en las películas de acción, que terminan cuando se atrapa al terrorista, el peligro que plantean estas personas no desaparece una vez que se les pone entre rejas", afirmó Greg Hinds, Director de Antiterrorismo de INTERPOL.

"La radicalización en las cárceles es una amenaza mundial que requiere un intenso nivel de cooperación policial en todo el mundo para frustrar futuros atentados y mantener la seguridad de los ciudadanos", añadió Greg Hinds.

La reunión, financiada por la Fundación INTERPOL por un Mundo más Seguro, se inscribía en la iniciativa mundial de INTERPOL de lucha contra el terrorismo, cuyo objetivo es ayudar a los países miembros a prevenir y desbaratar las actividades terroristas transnacionales.