Bangkok (Tailandia) – En solo seis horas un sistema de inteligencia artificial fue capaz de crear decenas de miles de compuestos químicos que podrían ser usados como armas químicas, poniendo de manifiesto el potencial que pueden extraer los delincuentes de la explotación de las nuevas tecnologías con fines letales.
A principios de año, varias cadenas de televisión ecuatorianas recibieron memorias USB que contenían dispositivos explosivos improvisados, lo que desencadenó la publicación de una notificación morada de INTERPOL en la que se difundía información clave sobre los modus operandi utilizados en este tipo de delitos.
Incidentes como estos demuestran la complejidad y diversidad de las amenazas químicas, así como la necesidad de diseñar un conjunto diverso de estrategias a lo largo de toda la cadena de suministro para combatirlas y reforzar la seguridad química en todo el mundo.
Esta semana más de 300 especialistas de las fuerzas del orden, el sector privado, las organizaciones internacionales, los gobiernos y el mundo académico se han reunido en Bangkok para intercambiar información, casos concretos y buenas prácticas sobre temas relacionados con la gestión de riesgos, las asociaciones público-privadas y los retos asociados a un entorno eficaz de seguridad química.
El subdirector general de la Policía Real Tailandesa señaló: “Debemos ir un paso por delante de los delincuentes y terroristas en su empeño por adquirir sustancias químicas peligrosas para hacer daño a personas inocentes. El papel de INTERPOL como artífice de las alianzas entre las fuerzas del orden, los gobiernos y el sector privado es clave para garantizar el intercambio de información crítica entre las personas adecuadas en el momento oportuno”.
Bajo el lema “La seguridad química en acción”, la reunión de este año también se centró en las amenazas emergentes, como son el uso malintencionado de la impresión 3D, los agentes de base farmacéutica y la inteligencia artificial.
Desde su creación en 2018, la red del Congreso Mundial sobre Seguridad Química y Amenazas Emergentes ha ayudado a colmar brechas de seguridad mediante un enfoque multisectorial y facilitando información de utilidad práctica a los participantes.
Una empresa estadounidense de productos químicos ha logrado mejorar sus políticas y métodos de transporte de productos químicos a raíz de la reunión del año pasado, que propició el intercambio de buenas prácticas y donde se proyectó el vídeo de sensibilización de INTERPOL titulado “The Watchmaker”, en el que se destacan las posibles vulnerabilidades que pueden registrarse a lo largo de toda la cadena de suministro.
La directora (en funciones) de Antiterrorismo de INTERPOL, Catherine Colthart, apuntó: “Derribar las barreras y reforzar nuestras relaciones en todos los ámbitos de la cadena de suministro de productos químicos es la única forma que tenemos de evitar que las sustancias químicas peligrosas acaben en las manos equivocadas. La seguridad química es una responsabilidad mundial, y esta red sigue centrando su atención en el respaldo de las alianzas que permiten a las fuerzas del orden y la comunidad internacional abordar esta amenaza con eficacia”.
El Congreso Mundial sobre Seguridad Química y Amenazas Emergentes es una red internacional compuesta por más de 1 500 especialistas. Está dirigido conjuntamente por INTERPOL y la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de las Infraestructuras (CISA), la Agencia de Defensa para la Reducción de Amenazas (DTRA) y la Oficina Federal de Investigación (FBI) de Estados Unidos, y su instrumentación se lleva a cabo en cooperación con la Alianza Mundial del G7 contra la Propagación de Armas y Materiales de Destrucción Masiva. El Congreso Mundial está también financiado por el Ministerio de Asuntos Mundiales de Canadá y el Departamento de Estado de Estados Unidos.
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