Los agentes de Kenia en primera línea para combatir los delitos contra las especies silvestres

2 de marzo de 2021
En los últimos 30 años, el número de elefantes en Kenia se ha duplicado gracias a los esfuerzos contra la caza furtiva.

A escala mundial, la situación de muchas de las especies más amenazadas del mundo es desesperada. Una rápida ojeada a las estadísticas de delitos contra la fauna y la flora silvestres muestra cifras que son, ni más ni menos, espeluznantes:

  • Cada año se matan unos 35 000 elefantes africanos.
  • La población de tigres asiáticos ha disminuido más del 95 % en el último siglo.
  • En 2019 se interceptaron más de 128 toneladas de escamas de pangolín, lo que supone un aumento del 200 % respecto a cinco años antes.

Sin embargo, si bien es fundamental señalar la magnitud del peligro, resulta igual de importante reconocer la heroica labor que llevan a cabo los agentes encargados de la aplicación de la ley en la primera línea de la lucha contra los delitos transnacionales de los que son víctimas las especies silvestres.

Kenia es un buen ejemplo.

"Como país, dependemos en gran medida [...] del turismo, y este sector depende por completo de la belleza de nuestro medio ambiente", afirma George Maingi Kinoti, Director del Departamento de Investigación Criminal del Servicio Nacional de Policía de Kenia.

"Al principio, no se concedía demasiada [...] importancia a los delitos contra las especies silvestres [...], ni se consideraban una de las principales formas de delincuencia. Ahora, nos estamos dando cuenta de que los hospitales, las carreteras y el desarrollo de la población son en realidad fruto de estos animales", explica Kinoti.

Kenia tiene también una importancia estratégica en la lucha contra los delitos contra las especies silvestres debido a su puerto de Mombasa, por el que pasan hasta 5 000 contenedores al día.

"Los cárteles, los contrabandistas y las redes delictivas querrán [...] introducir furtivamente un cargamento ilícito o ilegal, con la esperanza de que, al haber tantos contenedores, se nos pase por alto [...] y digamos 'solo podemos inspeccionar una cantidad determinada'", afirma Swaleh Faraj, un alto funcionario de la Autoridad Tributaria de Kenia.

"Hemos dedicado mucha infraestructura para evitar esta posibilidad, haciéndola menos atractiva, lo que no habría podido llevarse a cabo con éxito sin el apoyo de INTERPOL y su red mundial destinada a poner en común e intercambiar información".

La colaboración de las fuerzas del orden kenianas ya ha mostrado resultados alentadores. En los últimos 30 años, el número de elefantes en Kenia se ha duplicado. Las medidas enérgicas dirigidas contra la caza furtiva y el tráfico de especies silvestres se han traducido en un mayor número de detenciones.

La obtención de buenos resultados en la lucha contra los traficantes de especies silvestres no está exenta de riesgos. En el Parque Nacional de Nairobi hay un monumento donde están inscritos los nombres de todos los que han perdido la vida en el cumplimiento de su deber de proteger la fauna y la flora silvestres de Kenia.

"Cada año, [la lista de nombres] aumenta", señala Celine Mwangangi, del Servicio de Fauna y Flora Silvestres de Kenia. "Estamos readaptando constantemente nuestra forma de actuar para vencer a los delincuentes, [para] atraparlos antes de que ellos nos atrapen a nosotros. [Este] es siempre nuestro lema".

Para Gideon Kimilu, Jefe de la Oficina Regional de INTERPOL en Nairobi, los organismos encargados de la aplicación de la ley desempeñan una función fundamental para combatir los delitos contra la fauna y la flora silvestres, pero la protección del medio ambiente es el deber de todos.

"En Kenia solemos decir que nuestro medio ambiente es nuestra herencia", afirma Kimilu. "Si no conservas tu medio ambiente, ¿qué vas a entregar a tus hijos?".

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