La delincuencia en línea en África es más peligrosa que nunca, según un informe de INTERPOL

14 de agosto de 2020
A pesar de la menor conectividad a Internet, los grupos de delincuencia organizada utilizan instrumentos en línea para realizar una serie de actividades ilícitas

Un nuevo informe de INTERPOL sobre la delincuencia organizada en línea en África muestra cómo la digitalización ha llegado a casi todos los principales ámbitos delictivos en todo el continente.

"La delincuencia en línea representa ahora, más que nunca, un problema de seguridad para los organismos encargados de la aplicación de la ley en África", se lee en el informe, que detalla cómo los grupos de delincuencia organizada africanos utilizan las diferentes capas de Internet (web de superficie, web profunda y web oscura) para perpetrar delitos.

Conectividad de los delincuentes

África sigue presentando los porcentajes más bajos de conexión a Internet de todo el mundo. Según las cifras de la Unión Internacional de Telecomunicaciones citadas en el informe de INTERPOL, en 2019 solo el 28 % de los africanos utilizaba Internet, en comparación con el 83 % de los europeos.

No obstante, estos porcentajes de conectividad relativamente bajos no han impedido que los grupos de delincuencia organizada se aprovechen de Internet.

Los incidentes de malware son cada vez más frecuentes en África. En un solo país de África Oriental, el coste del fraude cibernético aumentó a más del doble entre 2017 y 2018, alcanzando casi 6,5 millones de dólares.

Incluso las actividades delictivas que durante mucho tiempo han constituido el "pan de cada día" de los grupos de delincuencia organizada se están digitalizando.

Los medios sociales se utilizan para facilitar el tráfico de migrantes, como demuestra la operación Sarraounia, apoyada por INTERPOL, en la que se rescató a 232 víctimas de la trata de personas en Níger, 46 de ellas menores de edad. La operación puso de manifiesto que 180 hombres habían sido reclutados en línea a raíz de mensajes que prometían un "trabajo decente".

En África, como en otras regiones del mundo, los grupos de delincuencia organizada también utilizan Internet para facilitar la explotación y el abuso sexuales de menores, aprovechando los instrumentos digitales para ponerse en contacto con las víctimas y captarlas, así como vender el material obtenido al grabar estos abusos.

El continente africano es también un centro de tránsito mundial cada vez más importante para el tráfico de drogas y de una serie de productos ilícitos, como estupefacientes, productos farmacéuticos, vehículos robados y otros bienes que se compran y venden en línea, ya sea en la web de superficie, la web profunda o la web oscura.

Falta de reglamentación sobre ciberdelincuencia

Según indica el citado informe, un factor clave que impulsa el aumento de la delincuencia por Internet en África es que muchos países carecen de directrices y estrategias exhaustivas destinadas a combatir la ciberdelincuencia.

Aunque en 2014 la Unión Africana (UA) aprobó la Convención sobre Ciberseguridad y Protección de los Datos de Carácter Personal, solo 14 de los 55 países miembros de la UA la habían firmado en enero de 2020.

Para que la convención pueda entrar en vigor, debe ser ratificada por al menos 15 países miembros. En enero de 2020 solo 7 la habían ratificado.

"Esto demuestra que muchos países africanos todavía no consideran la ciberseguridad como algo necesario, y ello agrava aún más el problema", indica el informe.

Proyecto ENACT

A través del proyecto ENACT, INTERPOL ayuda a la policía de África a adoptar estrategias proactivas encaminadas a combatir los peligros que plantea la delincuencia organizada, facilitar el intercambio de información y mejorar las capacidades de análisis.

Se trata de la primera iniciativa de este tipo que engloba a todo el continente africano y cuyo objeto es analizar el alcance de la delincuencia organizada y sus repercusiones en la seguridad, la gobernanza y el desarrollo. Ese análisis sirve para informar a las instancias decisorias y fortalecer la cooperación en materia de aplicación de la ley a escala regional y continental.

El proyecto está financiado por la Unión Europea y se encargan de su puesta en marcha INTERPOL y el Instituto de Estudios de Seguridad, en colaboración con la Iniciativa Mundial contra la Delincuencia Organizada Transnacional.

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