Artículo de opinión Jürgen Stock, Secretario General de INTERPOL

9 de mayo de 2023

En un artículo de opinión escrito para Euronews, el Secretario General de INTERPOL, Jürgen Stock, aborda algunas ideas preconcebidas en torno a la función y las actividades de INTERPOL, en particular la publicación de notificaciones rojas

La Organización Internacional de Policía Criminal, también llamada INTERPOL, es quizá la organización más conocida pero también la menos comprendida del mundo.

Ya he perdido la cuenta de las veces que he visto a un agente de INTERPOL persiguiendo a un sospechoso en una película o una serie de televisión. El resultado, aunque a veces resulte halagador, rara vez es realista.

De hecho, si INTERPOL ha tenido tanto éxito en los últimos cien años —pasando de 20 a 195 países miembros—, es en parte gracias a que no nos hacemos cargo de las actividades de las fuerzas del orden nacionales, sino que nos dedicamos a apoyarlas y potenciarlas.

En una época como la actual, en que las redes de delincuencia organizada se extienden por todos los continentes y operan en unos espacios digitales sin límites, la cooperación internacional entre los organismos encargados de la aplicación de la ley se ha convertido en el único medio de que dispone la policía para contraatacar eficazmente.

Nuestra misión es ayudar a atar cabos en las investigaciones policiales

Para complicar aún más esta nueva normalidad, puede ocurrir que los investigadores ni siquiera sepan qué organismo policial del mundo posee la pieza que falta para completar el rompecabezas y resolver el caso.

Esta es precisamente la razón por la que se creó INTERPOL: para ayudar a la policía a atar cabos en unas investigaciones que trascienden cada vez más las fronteras nacionales.

Hoy en día, nuestras 19 bases de datos mundiales contienen unos 125 millones de registros, que son consultados por término medio 200 veces por segundo.

Ello implica que la policía puede comprobar instantáneamente si la persona que está delante de ellos es un terrorista buscado por la justicia, si el vehículo que están inspeccionando ha sido objeto de una denuncia de robo, o si un arma encontrada en el lugar de los hechos ha sido utilizada en otro sitio.

Para las investigaciones sobre abusos sexuales de menores cometidos en línea —una de las formas de delincuencia más abominables y de más rápido crecimiento— los funcionarios especializados de todo el mundo utilizan la base de datos de INTERPOL creada al efecto, lo que les permite identificar a cientos de víctimas cada año y poner a sus agresores en manos de la justicia.

Así son las notificaciones rojas

Nuestro sistema de notificaciones clasificadas por colores, la más conocida de las cuales es la notificación roja, permite a los países difundir avisos y solicitar información a escala mundial.

Sin embargo, también en el caso de las notificaciones, mucho de lo que se escribe al respecto es a menudo erróneo, engañoso o directamente falso.

En contra de lo que se suele pensar, una notificación roja no es una orden de detención internacional.

Es una solicitud para que las fuerzas del orden del mundo entero identifiquen, localicen y detengan a una persona, dejando a cada país la libertad de decidir las medidas que debe adoptar.

Las notificaciones rojas son unas potentísimas herramientas de cooperación. Desempeñan una función esencial al ayudar a localizar y detener a asesinos, violadores y estafadores, cualquiera que sea el lugar en que traten de ocultarse para eludir la acción de la justicia o el tiempo que lleven huidos.

Un ejemplo reciente fue la detención en Saint-Etienne (Francia) de Edgardo Greco, un miembro de la 'Ndrangheta que llevaba 16 años huido después de escapar de la policía cuando se encontraba en detención preventiva en Italia.

Pocos saben que la primera notificación de INTERPOL sobre Osama bin Laden se publicó en 1998 a petición de Libia, país que por aquel entonces se encontraba bajo el poder de Muamar el Gadafi.

Menos de cinco meses después, unas 200 personas perdieron la vida a manos de Al Qaeda en
Dar es-Salam (Tanzania) y en Nairobi (Kenia).

Hay salvaguardias, y las cifras muestran que el sistema funciona

De vez en cuando surge una voz crítica contra el sistema de notificaciones rojas, afirmando que algunos países lo utilizan principalmente con fines políticos.

Nuestro estatuto prohíbe que INTERPOL lleve a cabo actividades de carácter político, militar, religioso o racial, o sea usada con tales fines.

Aunque INTERPOL es una organización policial de carácter técnico, no somos insensibles a las realidades geopolíticas. Las notificaciones rojas no se publican en un vacío informativo.

En 2016, con el apoyo de la Asamblea General de INTERPOL, introduje una serie de reformas y salvaguardias para garantizar la integridad del sistema de notificaciones rojas.

Entre ellas figuraba la creación de un grupo operativo especializado encargado de llevar a cabo un riguroso examen jurídico oficial de todas las notificaciones rojas y alertas sobre personas buscadas, a fin de comprobar su conformidad con nuestra normativa a la luz de la información disponible en el momento de su tratamiento.

Ha habido casos de incumplimiento de la normativa, cada uno de los cuales es ya de por sí excesivo, especialmente para la persona interesada, pero no dejamos de revisar y mejorar nuestros procedimientos para que el sistema sea lo más recio posible.

Las cifras públicas disponibles muestran que solo una ínfima parte de las solicitudes de publicación de notificaciones rojas enviadas a la Secretaría General se revelan no conformes y son, por lo tanto, rechazadas.

Por ejemplo, en 2021, de las 23 716 alertas sobre personas buscadas que se enviaron por conducto de INTERPOL, un total de 483 fueron rechazadas o anuladas por no respetar la Declaración Universal de Derechos Humanos o por tener un carácter político, militar, religioso o racial.

O sea, 483 de un total de 23 716.

Quienquiera que afirme que nuestra organización no trata las notificaciones rojas con la más escrupulosa diligencia debida ignora deliberadamente los hechos.

Una plataforma de confianza en un mundo fragmentado

Por consiguiente, en lugar de centrarnos en opiniones confundidas y excepciones, deberíamos fijarnos en la perspectiva general.

Los delincuentes no dudarán nunca en sacar partido de una crisis, y hoy en día nos enfrentamos a varias crisis concurrentes.

Seguimos colaborando con nuestros países miembros para combatir la oleada mundial de ciberdelitos generada por la COVID-19.

A fin de proteger las reservas de biodiversidad de nuestro planeta, las fuerzas del orden tendrán que redoblar esfuerzos para desarticular las redes delictivas transnacionales que se dedican al saqueo de unos recursos esenciales cada vez más escasos.

En aquellos casos en que surjan nuevas tensiones geopolíticas entre países, seguiremos ofreciendo una plataforma protegida y de confianza para mantener el flujo de información policial y asegurar que los delincuentes no puedan ocultarse en las grietas que puede crear un mundo más fragmentado.