Terminología apropiada

Hay una evidente necesidad de que la policía y sus socios ‘hablen la misma lengua’, particularmente en el contexto de la identificación de víctimas, a fin de mejorar la recopilación de datos y la cooperación entre organismos, sectores y países.

Delito grave, definición acorde

La explotación sexual de menores no es un delito que nos tomemos a la ligera. De hecho, queremos que se estremezca cuando oiga el término “porno infantil”.

¿Por qué? Porque los niños fotografiados o grabados mientras están siendo víctimas de abusos sexuales merecen ser protegidos y respetados. La gravedad de su abuso no debería reducirse con el uso de palabras como "porno".

La pornografía es un término utilizado para adultos que realizan actos sexuales consentidos y distribuidos casi siempre de forma lícita al público en general para su disfrute sexual.

Los abusadores también utilizan términos como "porno infantil". Estos términos no deberían formar parte del lenguaje legítimo utilizado por los organismos encargados de la aplicación de la ley, la judicatura, el público o los medios.

Apelamos a la comunidad internacional de las fuerzas del orden a contribuir a un cambio cultural siendo precisos en la forma de referirnos a estos delitos.

Un recurso clave: las orientaciones de Luxemburgo

Las Orientaciones terminológicas para la protección de niñas, niños y adolescentes contra la explotación y el abuso sexuales, también conocidas como las Orientaciones de Luxemburgo, ofrecen una directriz clara sobre cómo guiar el complejo léxico normalmente utilizado al hablar de explotación y abusos sexuales de menores.

Las Orientaciones de Luxemburgo fueron elaboradas por un grupo de 18 socios internacionales, inclusive INTERPOL. Consideramos estas orientaciones como las mejores prácticas y recomendamos su uso a los organismos encargados de la aplicación de la ley de todo el mundo.

En la siguiente tabla se muestran algunos ejemplos claves de términos que deberían evitarse al referirse al abuso sexual de menores.